¿Estás preocupado por el medio ambiente y el cambio climático? ¿La visión de tu empresa, proyecto o marca está ligada a este propósito? Si has respondido que sí a las dos preguntas, estás en el buen camino. Este mes de junio se conmemora el Día Mundial del Medio Ambiente y más pronto que tarde va a dejar de ser voluntario que tu empresa apueste por una de las palabras más de moda, la ‘sostenibilidad’. La Comisión Europea está tomando cartas en el asunto para que ser ‘verde’ deje de ser una cuestión de marketing.
Sea cual sea tu negocio, desarrollarlo para que sea lo más sostenible posible está al alcance de todos. Son los pequeños gestos y acciones los que cambian el mundo. Con el simple hecho de que vayas a comprar a tu supermercado y optes por la opción papel ‘free’ ya estás contribuyendo a salvar el planeta.
O reduciendo las veces que imprimes, desplazándote en bus, a pie o en bici siempre que sea posible en lugar de en el coche, reduciendo el uso del plástico… Desde el ámbito de las empresas se puede afrontar la conservación del medio ambiente como un ejercicio de responsabilidad, pero también como un valor añadido que nos ayude a diferenciar positivamente nuestra oferta del resto.
La Responsabilidad Social Corporativa (RSC o RSE), además de las grandes acciones, se encuentra también en los pequeños gestos. Puedes anunciar a bombo y platillo que has patrocinado una recogida de plástico en parajes naturales y que cumples con buena parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que establece la ONU… Pero de poco te va a servir si no existe un elemento fundamental: la coherencia.
Ahora, ‘que tu empresa apueste por el verde’ es voluntario, y puede que para muchos, una cuestión de marketing. Pero la realidad es que la Comisión Europea se ha puesto en serio con las empresas verde “de pega” a través de una modificación de las normas de la UE en materia de protección de los consumidores.
Entre otros aspectos, pronto en la UE no estará permitido hacer declaraciones medioambientales genéricas y vagas si no es posible demostrar un comportamiento medioambiental de un producto o de un comerciante. Ejemplos de declaraciones medioambientales genéricas son “respetuoso con el medio ambiente”, “eco” o “verde” sin unos argumentos reales (de consumo, fabricación o distribución) que los respalden.
Además, las futuras normas garantizarán que los consumidores puedan tomar decisiones informadas y respetuosas con el medio ambiente cuando compren productos. Así, los consumidores tendrán derecho a saber durante cuánto tiempo está previsto que dure un producto y, en su caso, cómo puede repararse. Con ello se busca atajar el fenómeno de la obsolescencia programada.
Las propuestas de la Comisión se van a debatir ahora en el Consejo y en el Parlamento Europeo para que, próximamente, sean adoptadas e incorporadas a la legislación nacional de los Estados miembros.
La conciencia ecológica entre los consumidores es cada vez mayor. Y todas las compañías están adoptando grandes y pequeños gestos para contribuir a la sostenibilidad del planeta. En este post vamos a plantear algunos de esos cambios que marcan la diferencia y hacen de tu empresa un lugar más verde.
- La energía. Existen compañías que ofrecen electricidad de fuentes 100% renovables como la solar o la eólica. Suscribir un contrato (y de paso negociar algún descuento) con una suministradora verde puede ser el principio del cambio junto con pautas para ahorrar energía como una iluminación más eficiente.
- El plástico. Procura reducir tu consumo de plástico con alternativas como el uso de papel reciclado y reciclable. Piensa, por ejemplo, en un envío desde tu tienda online. Un envoltorio reciclado y reciclable de cartón, con un pliego de cartón para proteger el contenido en lugar del plástico de burbujas es una opción totalmente sostenible para distribuir tus productos por todo el mundo. El producto que vendas hablará de ti, pero también lo hará tu embalaje (packaging). Así lo hace ya el mayor gigante del comercio electrónico (obsérvalo en tu próxima compra 😉 ). Otra opción muy trendy es optar por bidones de agua reutilizables en lugar de vasos de plástico o botellines.
- Los residuos. Gestiona adecuadamente todos los residuos de tu negocio. Separa, valoriza y recicla todo lo que puedas. Cómo te desprendes de lo que no necesitas también habla (y dice) mucho de tu compañía.
- Los proveedores. Al igual que hemos visto con la energía, busca proveedores con compromiso ambiental y que sean locales o de proximidad. Con ello conseguimos un doble objetivo: dinamizar la economía de nuestro entorno más cercano y reducir la huella de carbono.
- Enseña pautas de consumo responsable. Incentiva comportamientos sostenibles en tus clientes con sencillos gestos como cartelería o a través de tus perfiles en las redes sociales para generar mayor conciencia ecológica entre tu público.
- Colabora con algún movimiento verde. Participa en alguna acción social en tu entorno o promuévela en coordinación con tus autoridades locales (una reforestación o una jornada de recogida de basura en el monte, por ejemplo) para dejar claro que tus intenciones van más allá de tu negocio.
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