El asistente de voz es la gran apuesta de Google desde hace años. Incluso antes de que se pudieran hacer consultas con un lenguaje natural, de conversación, el buscador ya tenía claro que ese era el camino a seguir. Y hoy ya nadie lo duda. De hecho, para el año que viene un estudio de la consultora Comscore estima que la mitad de las búsquedas se harán por voz.
Desde marzo pasado Google está experimentando con lo que se han llamado los Zero-Result, una estrategia que consiste en destacar un solo resultado de búsqueda, el más relevante y que es además el que el asitente de voz ‘lee’ en voz alta para responder a una pregunta de un usuario. Los ‘featured snippets’ o resultados destacados, se han convertido así en un elemento muy codiciado para las empresas. El asistente va muy ligado además a la otra gran apuesta de Google: las búsquedas personalizadas según la ubicación y el perfil de cada usuario y que hoy en día se realizan principalmente desde el móvil, ya sea mediante voz o no.
La propuesta es el sueño de cualquier negocio pequeño, no solo que esté en un listado accesible, sino que aparezca automáticamente cuando el posible cliente pregunte por un sitio donde comer o donde comprar ropa, por ejemplo. Así las cosas, las dudas sobre la privacidad de esta herramienta ponen en jaque los planes de Google, porque uno de los elementos más delicados de esta estrategia es, precisamente, que la máquina sea capaz de entender una petición de información que no esté redactada de un modo totalmente coherente.
El escándalo de Google Home
El mayor problema de Google a estas alturas es la desconfianza. Este mes de julio un trabajador de una empresa belga contratada para revisar las entradas de voz del asistente filtró miles de ellas. Además de la gravedad de la brecha de privacidad en sí, muchos usuarios denunciaron que algunas de esas conversaciones no se habían realizado para que el asistente las recogiera. Aunque Google reaccionó rápido anunciando una mejora de sus políticas y advirtiendo de que solo se revisa el 0,2% de las conversaciones lo cierto es que el asistente, según la configuración de cada usuario, está preparado para reaccionar cuando alguien diga ‘OK Google’ y para ello necesita estar ‘pendiente’ de las conversaciones cercanas.
Está claro que si cae la confianza en esta tecnología, el uso y la mejora de la misma se verán comprometidos. En todo caso, las búsquedas ya no tienen tanto que ver con las palabras clave como con el contexto. Dónde estás, qué hay cerca de tu posición, qué hora del día es y qué costumbres ha detectado Google que tiene el usuario en esos horarios. Es decir, el buscador necesita recopilar mucha información para que el resultado ofrecido sea relevante. Obviamente no es licito que aprenda a entender a los usuarios escuchando sus conversaciones más o menos privadas.
¿Cómo se traduce esto para las empresas? Hay varios puntos que se deben tener en cuenta:
- Será fundamental que Google entienda qué clase de necesidad concreta resuelve un servicio determinado. El objetivo debe ser que nuestro resultado sea el principal en un contexto muy local y muy mediado por el usuario.
- Deberá tenerse en cuenta que las búsquedas realizadas por voz tienen un formato muy diferente a las búsquedas tradicionales.
- El SEO deberá adaptarse a un contexto muy local y determinado, con mucho más enfasis en que cada apartado de la empresa esté perfectamente posicionado.
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