La lucha contra los contenidos y los discursos de odio en Internet siguen siendo un motivo de preocupación para muchas personas. Sin embargo, la red va dando pasos para convertirse en un lugar mejor, que respete las ideas y los sentimientos de todos sus usuarios y en este sentido en Twitter están liderando el movimiento para echar a los trols de Internet. Una tarea complicada pero en la que se está avanzando en el buen camino.
Si recientemente se conocía un experimento de la red social para empezar a marcar con códigos de colores los tuits que se consideren inapropiados, ahora el servicio ha hecho pública una nueva tanda de medidas de su plan contra las conductas de odio que viene a completar los pasos que ya se habían dado con anterioridad.
En un post en su blog Twitter explica que crea estas reglas «para mantener a la gente segura en Twitter», pero su objetivo final es más profundo y señalan que se trata de cambiar no solo cómo la gente se comporta en Internet, sino como lo hace en la vida física, fuera de la red, en un esfuerzo que comenzó hace meses en contacto con diversos colectivos, expertos y usuarios para dar con un protocolo de actuación creíble.
Impacto dentro y fuera de Internet
En su post se basan en estudios que demuestran que los comportamientos de odio online incrementan el riesgo para los colectivos amenazados cuando están fuera de Internet. La primera parte de la prueba de este protocolo la implantaron para controlar los discursos de odio basados en la religión. Ahora esta iniciativa se expande para incluir también otros tipos de discriminación como los basados en la edad, la discapacidad o determinadas enfermedades. También se condenan los discursos racistas, sexistas, homófobos o que, en general, deshumanicen a un colectivo.
Estas medidas funcionan de la siguiente manera. Sobre todo se basan en la vigilancia de los propios usuarios de la red, lo que hace posible una tarea que de otro modo sería imposible de llevar a cabo. Cuando se denuncie un contenido se procederá a comprobar que efectivamente el contenido del tuit entra en esta categoría de discurso de odio. Y a continuación se pedirá al usuario que lo elimine. Si no lo hace, su cuenta podría acabar suspendida. Si el tuit denunciado fue publicado antes de la entrada en vigor de estas normas no se suspenderá la cuenta.
Con este movimiento, Twitter avanza hacia una red más respetuosa y, a la larga, esto tendrá un impacto en cómo la gente percibe a la red y, por lo tanto, en el entorno en que se utilice. Esto beneficia a todos los usuarios y también tiene un impacto en el marketing, ya que contribuye a mejorar la imagen de la red social.
Esta actitud contrasta, una vez más, con la de Facebook, que sigue enfrentándose a problemas por su falta de control ante los contenidos que se publican en los perfiles, pero especialmente en lo referido a la publicidad. Un estudio de la Universidad de Nueva York ha revelado ahora que no se conoce el origen de muchos posts de publicidad política originados en la red social. Los datos llegan tras un año de análisis.
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